“Cuidar de alguien no consiste sólo en alimentarle, vestirle y asearle, (es) también el entender cómo gestionar una relación complicada entre quienes cuidan y quienes necesitan cuidados”. Este es el comienzo de “Los principios del cuidado” (‘The Fundamentals of Caring’, Burnett, 2016) una película de Netflix que ya desde su inicio nos muestra dónde se halla la esencia del “buen cuidar”. “Al nivel más general, sugerimos entender el cuidado como una actividad de especie que incluye todo aquello que hacemos para mantener, continuar y reparar nuestro «mundo» para poder vivir en él lo mejor posible. Ese mundo incluye a nuestro cuerpo, a nosotros mismos y a nuestro entorno, e intentamos mezclarlo todo en una red compleja que sostenga la vida”. (Definición de Tronto y Fisher, en Barnes 2018:54).
Como enfermera experimentada, puedo decir, que la clave está en algo casi intangible, que ocurre mientras se da aquello que se podría calificar como medible o visible. «La enfermera es temporalmente la conciencia del inconsciente, el amor de vida para el suicida, la pierna del amputado, los ojos del recientemente ciego, el medio de locomoción para el infante y una voz para aquellos demasiado débiles para hablar.» Virginia Henderson. Voy a poner dos ejemplos para ilustrar lo que planteo. Primera escena: Imagínate que eres un paciente encamado, que dependes de alguien para vestirte, asearte, realizar la evacuación intestinal y comer. A primera hora de la mañana un par de personas vestidas de blanco te dan los buenos días mientras hablan de la película que vieron ayer sin hacerte partícipe. Además te dejan totalmente desnudo y muerto de frío hasta que acaban de enjabonarte y aclararte. Para que la higiene sea completa, te hacen rodar como una croqueta sobre la cama sin avisarte y luego te untan crema por la piel, como si fueras una tostada sobre la que ponen mantequilla. Finalmente te ponen un camisón, te tapan. Todo en cuestión de 5 minutos. Segunda escena: es por la mañana y estás muy dormida. Alguien desde la puerta dice “buenos días” y enciende la luz. Entran dos personas que te preguntan cómo has pasado la noche. Te dan tiempo para responder. Luego te dicen, “bueno, Vanessa, ahora vamos a dejarte fresquita y lo más confortable posible, ¿de acuerdo? ¿Está bien el agua así?”. A continuación, te van lavando por partes, sólo retirando aquella ropa que es imprescindible, dejándote totalmente cubiertos tus pechos y genitales. Mientras tanto te preguntan si sabes algún chiste, y tú, que hoy no tienes buen despertar, respondes frunciendo el ceño, como diciendo “¿estás de broma?”, entonces son ellos quienes te lo cuentan a ti y logran sacarte una sonrisa. Durante todo momento te van informando de los pasos que van a realizar para no asustarte, te tienen en cuenta. Para finalizar, te aplican crema hidratante sobre toda tu piel con un breve pero muy agradable masaje, concluyendo al colocarte el camisón. ¿Puedes apreciar la diferencia?”Los cuidados están transmitidos y prodigados esencialmente por las manos, por el tacto, por el contacto del “cuerpo a cuerpo”, las manos son y permanecen siendo el primer instrumento de los cuidados: manos que apaciguan, manos que estimulan, manos que relajan, manos que tonifican” (Colliere, 1996:12). Además del contacto piel con piel, yo incluiría aquí el humor sentido, el contacto visual, el tono de voz, la sonrisa, el abrazo, el silencio… “¿Por qué no se entiende que la cortesía y la sociabilidad tienen un valor terapéutico? La mayoría de nosotros en el hogar sabemos esto instintivamente pero de algún modo este conocimiento se pierde en los hospitales. Una razón importante de por qué este conocimiento se olvida, podría ser que el valor de la cortesía y la bondad no puede ser calculado” (Waerness, 1987:255-256). ¿Y si se midiesen los efectos de esta calidad de atención en los pacientes? ¿Cómo favorecen su recuperación? ¿Encontraríamos diferencias entre los que los reciben y los que no? “El “cuidado invisible” es desempeñado sin que haya una constancia social de su existencia “(Porto, 2015:4).
Para valorar lo aquí planteado, te propongo una pequeña práctica para realizar durante una semana, una vez al día: toma 2 manzanas. A una la vas a insultar y a la otra le vas a decir cosas bonitas. Al finalizar el período de tiempo establecido, tendrás que cortar las manzanas por la mitad y observar las diferencias. ¿Te apetecería compartir tus resultados?
Bibliografía:
. Barnes, Marian (2018) .Alianzas integrales para el cuidado, en Nuevas políticas del cuidar. Alianzas y redes en la ética del cuidado. Edicions delCol.legi Oficial d’Infermeres i infermers de Barcelona
. Burnett (2016) .‘The Fundamentals of Caring’, una película de Netflix.
. Colliere, Francoise (1996). Cuidar…asegurar el mantenimiento y continuidad de la vida. Revista Index de Enfermería vol 18. Pp 9-14.
. Porto, Benxamín (2015). La crisis del cuidado invisible. Universidade de Vigo.
. Waerness, Kari (1987). Sobre la racionalidad del cuidado, en Las mujeres y el Estado”. cap 7. Pp 241-272. Sasoon A.S editorial. Madrid.
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